lunes, 14 de noviembre de 2011

London Boulevard, de William Monahan: por fin una película decente de gángsters






Póster de London Boulevard, de William MonahanTítulo: London Boulevard.
Título original: London Boulevard.
Género: Thriller, Crimen, Romance.
Nacionalidad: Reino Unido.
Duración: 103 minutos.
Calificación: +16.
Estreno: 11 de noviembre de 2011.
Director: William Monahan.
Guión: William Monahan.
Nota: 6,5/10.
Reparto: Colin Farrell, Keira Knightley, Ray Winstone, Anna Friel, Jamie Campbell Bower, David Thewlis, Stephen Graham, Eddie Marsan, Ben Chaplin,...
Mitchel (Colin Farrell) intenta rehacer su vida tras salir de la cárcel, alejándose lo más posible de sus antiguos compañeros de trapicheos, entre los que aún conserva merecida fama de violento e irascible. Pero la vida que llevaba en los bajos fondos londinenses le persigue, y todos desean que vuelva a entrar en el negocio cuanto antes.
Sin embargo, Mitchel sabe dónde terminará si vuelve a cometer los mismos errores, e intenta encontrar un trabajo legal con el que ganarse la vida. Aún sabe –más si cabe, tras su paso por chirona- hacer uso de sus puños, y consigue un trabajo como escolta de Charlotte (Keira Knightley), una estrella del cine que hace mucho tiempo que no acepta un papel, y vide recluida en su casa londinense, huyendo de los paparazzis, que no la dejan ni a sol ni a sombra. Un amigo y confidente, Jordan (David Thewlis) vive con ella, y es su único contacto con el exterior; él precisamente entrevista y emplea a Mitchel.
El nuevo trabjo de escolta satisface a Mitchel al menos de momento, y le permite alejarse del mundillo del crimen, hasta que un mafioso llamado Gant (Ray Winstone) intenta reclutarle para su ejército personal a toda costa, y para ello utilizará todas las armas a su alcance, incluidoBilly (Ben Chaplin), un zumbado drogadicto que no logra hacer una a derechas, pero que trabaja para el mafioso y al mismo tiempo es amigo de Mitchell.
London Boulevard, de William Monahan
Cansados de películas pretenciosas dentro del género de gángsters, que luego no dan la talla en la sala de un cine, “London Boulevard” resulta ser un soplo de aire fresco, que, sin embargo, no se aleja de los cánones habituales de este tipo de películas. El guionista William Monahan(ganador de un Oscar por “Infiltrados”, dirigida por Martin Scorsese) se sitúa tras las cámaras para adaptar la novela de Ken Bruen en este thriller efectivo y elegante, que destila todas las esencias de este tipo de películas con calidad y credibilidad. Autor también del guión, ha sabido aunar dos tramas enlazadas, la policíaca y la romántica, de forma casi perfecta, sin hacer excesivas concesiones a la comercialidad.
Es complicado rodar una película así y no caer en clichés a cada minuto. Y más aún que aficionados al thriller te aplaudan. Monahan es capaz de alternar diferentes tempos narrativos, diferentes estilos y puntos de vista, e incluso utilizar los paradigmas de las películas de gángsters, como la violencia reiterada, las conversaciones reveladoras de alta tensión y los intereses románticos de los protagonistas, y que no nos resulte más de lo mismo. “Personalidad”, es el adjetivo que podría definir justamente esta película.
London Boulevard, de William Monahan
La robustez del guión se ve descompensada por el montaje, un tanto deslabazado y apresurado en ocasiones. Pero incluso esto encaja bien con el tono general de “London Boulevard”, cuyos personajes pierden la cabeza de forma reiterada a lo largo del metraje, y convierten a la trama en una sucesión de episodios de acción-reacción, en ocasiones extremos y definitorios.
El reparto resulta impecable, sin excepcion. La trama se desarrolla de forma coral, aunque por supuesto Colin Farrell esté presente en casi todo el metraje. Su trabajo puede destacarse, aún sin hacer gala de una expresividad fuera de lo común, como es habitual en él. Precisamente suele sobresalir en este tipo de papeles, con personalidades duras y en ocasiones implacables, pero con un fondo humano que, aún dentro de un pozo lleno de miserias, sale a la luz.
Ray Winstone
 (“Infiltrados”) interpreta al mafioso de turno de imposible redención de forma impecable, su presencia llena la pantalla cuando aparece, y su rostro resulta inquietante, sobre todo cuando finge humanidad. El espectador siente que el peligro acecha cuando toma el control de la escena, algo básico en cualquier gángster que se precie de serlo.
Ben Chaplin clava totalmente su papel de colega colgado y drogadicto del protagonista que le mete en más líos todavía. Su catálogo de gestos faciales, expresiones corporales y tics es impresionante, sin duda cuaja la mejor actuación de toda la película. Ojalá pudieramos verle en más producciones, él tiene buena parte del mérito en la credibilidad que transmite el guión.
London Boulevard, de William Monahan
Keira Knightley cumple con su rol de estrella de cine harta del Star System pero sin demasiados alardes. Cuaja un buen papel, no me interpretéis mal, lejos del histerismo habitual de estos personajes, lo cual es de agradecer, pero hay algo que me chirría de ella, sus ojos desmienten en muchas ocasiones lo que su papel parece querer transmitir. No es el clavo sin remachar del reparto, pero le falta un punto más de expresividad.
David Thewlis es el contrapunto a todos los demás, cuaja un personaje extraño, con demasiados ases en la manga, harto del mundo de la interpretación, y casi diría que del resto también. Su impasividad facial –en este caso- añade un punto más de extrañeza a un ser humano que parece desear su propia muerte con urgencia, y si puede ser con grandes dosis de barbitúricos.
London Boulevard, de William Monahan
La fotografía resulta plomiza, callejera y añade sensación de peligro inminente, características que cuadran con los bajos fondos londinenses. En raras ocasiones se permite el guión inmiscuirse en decorados diferentes, pero incluso cuando eso se produce, Chris Menges, el director de Fotografía, sabe alternar perfectamente ambientes radicalmente distintos. La banda sonora de Sergio Pizzorno es un reflejo de esta fotografía y un complemento adecuado para el guión, casi podrían describirse del mismo modo.
En tiempos como estos resulta poco habitual que el precio de una entrada de cine tenga el mismo valor que la experiencia que tendremos en la sala de proyección. Este es uno de esos casos, un buen trabajo. 

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